jueves, 15 de mayo de 2008

Traducido al CHINGLISH.


PELIGRO en chinglish se dice: SEA PELIGROSO! (foto gentileza de Julien)

En China hay ya hace muchísimos años una enorme necesidad de aprender inglés para comunicarse con la gran cantidad de extranjeros que inundan el país por estos días. Se enseña en todas las escuelas y en institutos privados que plagan por doquier desde las más grandes ciudades hasta los pueblitos pequeños donde se imparte la enseñanza de dicho idioma.
En las grandes ciudades como Beijing o Shanghai estudiar inglés se ha convertido no sólo en prioridad para los jóvenes que buscan llegar más lejos en sus estudios y en la escala social sino que también es algo chic de las clases altas. Es símbolo de gran status que los hijos puedan estudiar inglés en institutos privados casi desde que nacen. Como ya saben, he trabajado de profesor de inglés en mis primeros meses en el país y he visto en cada clase en los ojos de los padres el orgullo y el porte que llevan por poder llevar a sus hijos a la clase de inglés (el sábado y el domingo) bajo la tutela de alguien occidental, blanco y de ojos redondos. Pocas veces con soberbia y muchas con alegría y gran satisfacción bajo el falso encanto de que el occidental es mejor.

En los pueblos y pequeñas ciudades desconectadas de occidente también es una gran posibilidad para muchísimos chinos de menores recursos que les permite saciar, aunque sea a través de las conversaciones más básicas, su curiosidad sobre los occidentales que tanto abundan por su país en estos tiempos.

Pero toda esta vorágine por la enseñanza del inglés ante una demanda sideral de cientos de millones de personas que necesitan instrucción desde cero, sumado al oportunismo de la gente, sobre todo bajo los lascivos colmillos de buscadores de dinero en las grandes ciudades, lleva a hacerlo muy irresponsablemente. Por un lado está la incomensurable demanda, por otro el oportunismo de un negocio rentable y por otro la ridícula concepción de una gran porción de chinos que cree que siempre hay que aprenderlo con un nativo, occidental y casi siempre, blanco, pero de esto ya hablé anteriormente.
Lo cierto es que por estos tres factores, en la mayoría de los establecimientos para la enseñanza del inglés, cualquiera puede enseñarlo. Esto se hace notablemente peor a medida que uno más se aleja de Beijing y Shanghai. cuanto más lejos, peor.

Paralelamente, en lo que a lo comercial se refiere es evidente que cualquier negocio, esencialmente los restaurantes, que teng información en inglés será un plus muy grande ya que no es lo mismo ver un menú de 40 hojas en caracteres chinos que en inglés y no es lo mismo cenar perro por apuntarle a cualquier cosa que cenar lo que uno verdaderamente quiere comer. Como comentario aparte, casi sin excepción, un restaurante con menús en inglés implica precios más caros que en el que no los tiene.

Pero el origen de este este texto no es hacer una crítica sino mostrarles las más cómicas consecuencias en las que deriva esta desenfrenada y mal ejecutada vorágine por aprender el inglés, por saberlo, por hablarlo, por entenderlo, para vender, para comunicarse, para aprender, etc.
La consecuencia tiene un nombre, y es: Chinglish. El chinglish es el intento infructuoso de los chinos por traducir a toda costa su idioma al inglés. A veces deriva en cosas sin sentido, a veces deriva peligrosamente en el opuesto de lo que realmente se busca transmitir, a veces termina en disparates excesivamente graciosos, a veces deriva en cosas con sentido pero simplemente graciosas o que nadie expresaría de esa manera en inglés.

Así que paso a mostrarles algunos ejemplos que he compilado a lo largo de este tiempo.


Quienes quieran divertirse, tomensé su tiempo para leer este menú en chinglish. Resaltados en verde, algunos mis favoritos

Hospital de plástico de la generación de cirugía de Shanghai. Les quedó claro, no?

Ojo eh? este es el centro de doctores famosos!!.

Esto sí que me da confianza!

Ese es el espiritu!!!

Nuestro estar bajo construcción les genera, "unconveniencia". Por favor, Perdonenos!

El turista SE DETIENE!

jueves, 8 de mayo de 2008

Educando al soberano, chino



Desde ya hace varios años China está haciendo un gran esfuerzo por reeducar a sus ciudadanos. Más que nada, a mi parecer, por un intento de mostrarle al mundo el poder de cambio y transformación de los chinos, que no sólo vendría acompañado de su ya probado poderío industrial y comercial sino también de los modales de los chinos.
Ya hace mucho, y sobre todo por el advenimiento de los juegos olímpicos, en China hay una gran campaña para enseñarles modales a los chinos. ¿Pero qué modales? Los occidentales, claro.
Cómo ya conté en mi textos sobre las costumbres chinas, los chinos escupen, eructan, hablan gritando, mastican con la boca abierta, hacen pis en la calle, etc; entonces el gobierno como siempre, tan aterrado por la mala propaganda propone re-educar a sus 1.400 millones de habitantes para que cuando todo el mundo venga para los juegos olímpicos, nadie escupa o eructe. Tarea difícil.
Así es que en la televisión se pueden ver programas donde se enseña a los chinos a cambiar sus modales. Esto va acompañado de carteles en todas partes de Beijing y Shanghai promoviendo las nuevas costumbres de comportarse como occidentales.
Es bastante patético a mi parecer. Por un lado el gobierno tiene un fuerte tono nacionalista y anti imperialista, sentimiento que no hesita ni por un segundo en implantarle en el cerebro a su pueblo, pero por otro quiere educar a los chinos a no ser más chinos, que sean chinos que se comportan como occidentales. Bastante malo.
Complementando esta campaña Shanghai está plagada de los paladines del tránsito, los casi siempre inútiles "asistentes de tráfico", cuya tarea básica es la de pararse en cada esquina y tratar de poner orden al incesante caos peatonal y vehicular. Difícil tarea la de esta pobre gente, ya que pocas veces se les presta atención y se les reconoce su endeble "autoridad", la gente se les escabulle por delante, por detrás, por los costados provocando escenas dignas de Tom y Jerry. En última instancia qué pueden hacer eventualmente estos pobres hombrecillos más que ensordecerte con su silbato cuando millones de chinos se les avalancha enciman. El silbato termina pareciendo más un pedido personal de auxilio que algún símbolo de autoridad.

Pero la policía, el brazo duro de la ley también intenta imponer el orden y se apostan en las esquinas con sus motos para multar en el acto a cualquiera que infrinja la ley. Y la ley en China se infringe de las mil y un maneras y sobre todo en el tráfico. El sector más descontrolado es el de las millones de personas que nos movilizamos en bicicletas, ciclomotores, bicicletas eléctricas, etc porque en ellas se circula de todas las maneras habidas y por haber; de contramano, por el medio de una avenida, por autopistas, por puentes, por veredas, nada parece poder controlar a las masas de bicis que se desplazan como cardúmenes escapándoles a la boca del tiburón. Y en la huída ensordecer con el estridente sonido de mecanismos oxidados hasta el color tuco y frenos que no frenan.
En hora pico 8:00 a 9:00 am, la situación es la siguiente: la policía se pone en una esquina donde saben que todos se mandan en contramano (me incluyo), entonces, detiene a uno, detiene a dos mientras el primero le empieza a discutir y a gritar, detiene a tres y el segundo se suma a la causa del primero, para cuando trata de agarrar al cuarto el primero se le escapó, se da vuelta cuando se le está escapando el segundo y se le escapan los otros tres. Es probablemente una de las escenas urbanas más graciosas y delirantes en el día a día de Shanghai. Acá la gente le grita y le discute a la policía como si fueran hermanos que se llevan mal. Finalmente cuando llegan a imponer la multa, la misma cuesta 5 kuais (yuanes) unos 0.80 centavos de dólar y se cobra en el acto. Suena un monto insignificante pero gran cantidad de gente que se desplaza en bicicleta por Shanghai puede tener un ingreso mensual de unos 150/200 dólares por mes. Considerando que esta ciudad es la más cara de China, 0.80 centavos de dólar repetidos en varias infracciones pueden representar un problema serio para el infractor.
Los expats no estamos exentos de las garras policiales pero se nos tiene mucha más tolerancia. Cuando he sido detenido por la ley (sí, siempre yendo en contramano o por avenidas donde no se puede circular en bici) usaba la herramienta infalible, el idioma! Uno les responde en español (ni que los polis supieran inglés siquiera) el policía insiste, se frustra y te deja ir mientras uno se va saludándolo y sonriéndole desde la bici como un turista que no entiende qué está ocurriendo. La última vez me dió pena y como estaba medio nostálgico lo dejé que me multara para quedarme la multa de recuerdo.

Así es, domar y domesticar a los chinos no es tarea fácil y si alguno de uds. visita Beijing para estas olimpíadas, téngales paciencia, el gobierno está haciendo lo posible para que los chinos sean un poco más como nosotros. Patético.

Lamentablemente no he podido recopilar muchas imágenes sobre este tema pero aquí van algunas.



Leyenda segunda oración: "De la bienvenida a las Olimpíadas. Mejore los modales y fomente nuevas actitudes." Propaganda. Aeropuerto internacional de Beijing.


Sábado a la tarde en una esquina común y cualquiera.

Asistente de tráfico "ordenando el caos".

Haciendo que le hacemos caso.

Arriesgando la vida por imponer el orden. Asistentes de tráfico.

camino al trabajo.
mi multa de recuerdo