martes, 29 de marzo de 2011

Sudando para sobrevivir


Las condiciones de trabajo que sustentan un crecimiento sin medida como el de China han mejorado relativamente a lo largo de los últimos años y muchas empresas grandes, con millares de empleados han ido desarrollando una mayor humanidad hacia sus empleados y es importante destacar esto antes de seguir con este texto. Mejores salarios, turnos más humanos, mejores condiciones. Las industrias a veces son tan grandes, que es muy común la formación de ciudades satélite alrededor de las mismas; dichas ciudades son construidas por la industria misma de la mano del gobierno para que sus obreros vivan allí y se muden con sus familias, cerca del trabajo, para optimizar tiempos, rendir más y sobre todo, poder trabajar más. Es muy común que las empresas mismas ofrezcan con el contrato de trabajo, sumado al salario base, la vivienda y las tres comidas diarias. La gente, en prácticamente todos los sectores sociales vive para trabajar.

Pero si bien en varios casos hubo una mejora relativa, en ciertos sectores, de las condiciones laborales, dentro de lo que es un sistema siniestro como el que sufrimos en el mundo divido de hoy, la realidad es que la tan "sabida" pero nunca bien asimilada explotación, aún está latente en todos los rubros de este desarrollo insustentable.
Los angloparlantes acuñaron un término que describe a todo lugar donde se trabaja día y noche, haciendo turnos irrisorios, en condiciones paupérrimas y de hacinamiento. Con el objetivo claro de producir mucho y a bajo costo, que es en definitiva el corolario del consumismo, porque todos en última instancia, lo que queremos es comprar todo más barato. El término es "sweatshop", algo así como "taller de sudor" y tengo la desgracia, de frecuentar uno de estos "sweatshops" donde puedo experimentar de manera fehaciente las peores consecuencias, no sólo del subdesarrollo en sí, si no, en el caso particular de China, las desigualdades potenciadas por el crecimiento desmedido donde, como he mencionado en el texto anterior, se intenta comprar lo incomprable, el tiempo.
El lugar que me toca frecuentar es el taller de maquetería donde el estudio donde trabajo manda a hacer las maquetas de nuestros proyectos. El taller es de hecho, un taller de gran prestigio dentro de China y cuenta con sedes en todas las grandes ciudades del país. Las maquetas son simplemente excepcionales, deslumbran por su perfección; al contrario de las lamentables condiciones de trabajo.

En la sede de Chengdu trabajan aproximadamente unas 60 personas de ambos sexos y todas las edades, trabajan sin parar, y el taller raramente cierra sus puertas debido a la altísima demanda de pedidos por parte de los estudios de arquitectura. El taller tiene que
estar a la altura de la exigencia de sus clientes, los cuales no sólo requieren un excelente producto final sino que generalmente lo esperan terminado en tiempos que lindan el ridículo. La presión nunca se detiene y los proyectos nunca dejan de llover. Desarrollan maquetas de todos los proyectos imaginables, desde una casa hasta un sector de ciudad de 100km².

construyendo una ciudad
Construyendo un barrio privado

Es un trabajo hecho por dos partes esenciales, la parte computarizada y la parte manual. La parte computarizada es simple, requiere de un operador que despiezas los planos de los proyectos y los separa en planchas, que vía software son enviadas a una máquina de corte láser.
En la habitación de operadores CAD, trabajan unos 10 jóvenes en un espacio para 5 personas, en un cuartito cuya altura de cielorraso no debe superar 1.90mts. Los bordes del monitor que cada uno usa se apoya con el monitor del compañero, configurando una especie de continuo digital. Delante de las pantallas, los jóvenes se rozan entre sí hombro a hombro y estirar brazos y piernas sin voltear al de la lado pareciera necesitar del desarrollo de una destreza especial.
La parte manual, sin embargo, es muy artesanal, requiere de una gran habilidad y de un trabajo minucioso donde se presta atención a cada pequeño detalle. En un entorno donde reina el caos (entendible), algunos jóvenes se encargan de ensamblar las piezas provenientes de la máquina de corte, otros, con instrumentos de precisión y pulso de cirujano cortan, calan, pulen, lijan, pintan las ventanas, puertas, bancos, faroles, buñas, barandas, molduras del tamaño miniatura que conforman las maquetas. Un grupo de mujeres se sienta en el fondo durante sus largas jornadas de 10 o 12 horas al día y mientras chusmean, lo único que hacen es armar arbolitos, de todos los tipos, colores y en todas las escalas.

Armando arbolitos

En un cuarto lateral y sin división con los demás trabajadores, sin ventilación, sin conductos de extracción, está el cuarto de pintura en aerosol, donde por suerte, el pintor, lleva máscara, no así la gente que trabaja a escasos 2 metros de él haciendo otras tareas. Arrinconado en una esquina, enredado entre cables, el jefe del sector eléctrico diseña la minúscula estructura eléctrica que sirve para iluminar las maquetas por dentro.



En esta atmósfera de caos absoluto se desarrolla cada parte de la construcción de estas excepcionales maquetas, el galpón entero no tiene ningún tipo de acondicionamiento ni extracción de aire, aunque esto es objetable, está el portal de entrada y el techo que se cae a pedazos y tiene bastantes agujeros. El aire permanente que se respira es un aire viciado de los gases que se desprenden de los pegamentos industriales. Lindo viaje psicodélico se pega uno al ir a controlar el avance de una maqueta con sólo permanecer 20 minutos ahí dentro; me es difícil imaginar cómo les queda el cerebro a esta gente que pasa todo el día ahí allí.
En el invierno, el lugar es una congeladora y la gente trabaja abrigada hasta las orejas, en el verano, una visita comprueba que el lugar está geográficamente más cercano al sol, un sauna a no menos de, estimo 45-50C, los pocos ventiladores de techo y de piso se desgarran tirando aire ardiente. Mucha gente sigue la teoría de que las máquinas superarán al hombre en el futuro; yo no lo creo así, trabajar en estas condiciones prueba lo contrario, 50 personas trabajan día y noche en este sauna con aroma a pegamento industrial, sin embargo, la máquina cortadora láser tiene el privilegio de estar en la única habitación con aire acondicionado de este galpón a unos confortables 18C, de lo contrario no podría operar. Esto es sin lugar a duda, prueba de nuestra superioridad.
Una maqueta de un barrio entero con torres de edificios y mansiones, con parques, lagos, con iluminación puede costar el equivalente a un precio entre los 1500 y 3000 dólares. Una maqueta similar en un país como Estados Unidos o Australia puede costar no menos de 30 a 50 mil dólares. El límite de tiempo raramente existe, se produce lo impensable en el tiempo que el cliente lo requiere. Los empleados, generalmente gente de la provincia, vive en los cuartos provistos por la empresa en el edificio contiguo, y trabajan en modo de guardia cuál médico para atender una emergencia. El salario ronda entre los 200 y 300 dólares mensuales incluyendo alojamiento y comida y quizás unas migas más para los operadores CAD, un salario con el que al menos a nivel local se puede vivir y no en la miseria.
Esta no es una historia exclusiva de China claro. Latinoamérica es la precursora del esclavismo perpetrado por sus conquistadores de países tan civilizados y lejos está de quedar en el pasado.

Hoy virtualmente todo es Made In China, y si hay algo que uno tiene que pensar a la hora de fanatizarse en la incesante búsqueda de comprar comprar y comprar y comprar barato, es que esta venenosa costumbre que tanto se está enraizando en nosotros, es la misma que afirma y perpetúa el esclavismo en estos "sweatshops". La carrera infinita por la reducción de costos hace miserable, sino destruye, la vida de personas, como ustedes y yo. Al enfrentarse con una ganga irresistible es mejor pensarlo dos veces, a veces, las cosas más caras tienen una verdadera razón de ser que no pasa exclusivamente por la calidad o la marca y depende de nosotros ser consumidores responsables y comprometidos que saben a quién les compran y por qué. No todo lo que viene de países como China es resultado de esta explotación, es bueno saber quiénes no incurren en ella y apostar a ellos aunque nos cueste más plata. Al menos yo, prefiero dormir tranquilo con mi consciencia.

5 comentarios:

Marcelo Orihuela, arq. dijo...

wow ! pensé que solo era con el tema ropa, no me los imagine hacinados haciendo maquetas para los estudios top. Seguramente eso mismo pase con los renderings, fijate que un sueldo en argentina ya ronda los 1000 dolares, un render de un edificio cerca de 900, un render chino I guess... 200. estamos out del mercado !

Juan Valeros dijo...

Muy interesante la nota.
Soy arquitecto y acabo de recibir una oferta de un estudio en Shanghai, no me imagino como podrá ser tener una experiencia profesional en una cultura tan diferente y con las condiciones de trabajo que describís en tus notas.
Te molesta que te haga algunas consultas por mail de tu experiencia en China?

Nico dijo...

Claro Juan, escríbeme al mail.

De todas formas, no te preocupes que Shanghai no es realmente una cultura diferente, está absolutamente occidentalizado y puedes vivir sabiendo 10 palabras de chino. No te afectará mucho en ese aspecto. ;)

Anónimo dijo...

Hola Nico,
Soy Flor )Florencia Braga del Huergo). Te comento que sigo fascinada con tu blog, tus experiencias y fotografias. Te leo por aca siempre!
Saludos

SrMoure dijo...

Esos si que laburan como chinos !!