viernes, 3 de agosto de 2012

Protagonistas del milagro


 Estamos en camino a una reunión de proyecto con desarrolladores y funcionarios del gobierno. Mientras el chofer trata de sacarnos del atascamiento en el tráfico, Andrew acaricia el cuero del interior de su nuevo Mercedes Benz y me explica que compró el alemán porque, a pesar de costar el 40% más de su precio en Alemania, el fabricado en China no tiene la misma calidad de terminaciones. En realidad se lo compró a su mujer, él sigue prefiriendo su BMW, el cual, al igual que el flamante Mercedes Benz de su mujer, no es el fabricado en China.

陈栗 ( Andrew ) tiene 43 años y es uno de los dos socios fundadores de Cendes Architecture 四川山鼎建筑工程设计股份有限公司, el estudio de arquitectura en el que trabajo. Luego de estudiar y trabajar 11 años en Estados Unidos , Andrew, originario de Shanghai, se mudó a Singapur donde se encontró trabajando junto a 袁歆 ( Mario ). Corría el año 2000 cuando decidieron abrirse por su cuenta y formar Cendes allí mismo. Comenzaron los dos juntos, tenían 31 y 29 años y para comenzar, contrataron a dos personas más.
Al cabo de dos años y luego de algunos proyectos, ambos se dieron cuenta de que no estaban en el lugar correcto y vieron que era el momento de volver a su China natal. Para el año 2002, Beijing y Shanghai ya estaban en plena explosión y había ya centenas de estudios de arquitectura en ambas ciudades; pero el resto de China, en las llamadas ciudades de segunda escala, el territorio estaba virgen aunque ya a punto de comenzar a florecer. Era el momento indicado. Andrew y Mario abrieron la primera oficina de Cendes en Chengdu en 2002 y el resto es historia.


  Tal como una corriente a favor empujando a un bote en el medio del mar, Cendes experimentó un crecimiento que sólo es posible de creer si se entiende la magnitud del crecimiento descomunal que experimenta China. Un crecimiento que es tan rápido que si uno no reúne las condiciones ni la inteligencia necesaria para adaptarse a él, el tren pasa por al lado y sigue de largo. En el año 2002, Chengdu era tan sólo una tranquila capital provincial a punto de explotar, con pocos edificios altos y poca infraestructura de transporte, hoy los rascacielos acristalados y shoppings de lujo se levantan por doquier, hay 14 líneas de subterráneo en construcción, trenes de alta velocidad que la conectan con los demás puntos neurálgicos de China, es uno de los polos tecnológicos más grandes de China y hoy se encuentra entre las 20 ciudades del mundo que más rápido crecimiento experimentan. A todo esto lo acompaña la constante y siempre creciente migración interna desde el interior de las provincias a las grandes ciudades. Para contener este volumen enorme de gente entrante, el crecimiento fue acompañado de millares de nuevas torres residenciales que se levantan a lo largo y a lo ancho de la ciudad y sus suburbios. Cendes estaba aquí, en ese momento exacto, antes de que todo ocurriera y listo para tomarlo todo. En el término de tan sólo 12 años, Cendes pasó de tener 4 empleados a 500, con sedes en tres ciudades, incluyendo Chengdu, Xian y Beijing y hoy Andrew y Mario se suben y bajan a los aviones como nosotros a los colectivos públicos y están dentro del selecto grupo de nuevos millonarios chinos, que visten en Prada, Louis Vuitton, Armani, conducen autos de colección, desarrollaron pasión por los vinos franceses y juegan tenis y golf.
  

 Un estudio de arquitectura de 500 personas en China, es uno de tantos, entre millares que hay hoy en día, y medido según la escala China, es un estudio de mediana-pequeña escala, pero no puede darse el lujo de dejar de crecer, porque así es como funcionan las cosas en un país que arrasa con todo para no dejar de avanzar. En conversación con Andrew, le pregunto si alguna vez se había imaginado que esto resultaría así y que se encontraría en dicha situación, y me dice que era simplemente imposible de imaginarlo, pero que a pesar de que no le guste haber crecido tanto en volumen, tampoco tuvo otra opción, porque de no adaptarse al ritmo de crecimiento, la ola los hubiera pasado por encima. Hay sólo dos opciones en la China del crecimiento frenético, seguir creciendo o desaparecer. ­¿De qué lado prefieres estar?

Estudios como este generan millares de puestos de trabajo en todo el país y eso es claramente positivo, pero no todo es color de rosa. Como todo en China y su "milagro", a nivel interno este despegue es posible exclusivamente por dos motivos, inmensa disponibilidad de mano de obra y barata. Los estudios crecen gracias al sudor de gente joven que se desvive trabajando sin parar por lograr un pedacito de espacio en esta sociedad de consumo rampante. A excepción de los cargos con cierta jerarquía, los salarios son dignos, pero bajos y el límite de trabajo lo pone uno, aunque el incentivo está claramente puesto en trabajar sin parar. Cendes está abierto 7 días a la semana, 24hs al día y la gente va y viene a toda hora, incluso muchos a veces vienen y no se van por algunos días consecutivos, dependiendo de los proyectos y las entregas. La cede central de Cendes en Chengdu tiene su propio restaurante, y todos los contratos de trabajo incluyen las 3 comidas diarias, lunes a viernes y almuerzo y cena los fines de semana. Alimenta a 390 personas diariamente, desayuno, almuerzo y cena.
 Todo es en pos de mantener el circulo vicioso y enfermizo del crecimiento sin límites. El gobierno incentiva los proyectos, pone el brazo político para abrir oportunidades, libera predios, propone urbanizaciones, expropia y demuele sin escrúpulos donde ve oportunidades. Una vez que se abre la oportunidad llegan los llamados "desarrolladores" que ponen los millones para "desarrollar" -leasé: construir hasta el último m2 posible sin la más mínima conciencia ambiental, constructiva ni estética". Finalmente ellos contratan al estudio de arquitectura que se ocupará del proyecto, y la empresa constructora que hará la ejecución. Las cuatro partes están íntimamente, hasta casi simbióticamente, prendidas en el negocio, porque amigos, en China, nada, absolutamente nada es posible sin contactos, y todo funciona por una gran red de contactos y todo se hace según a quién conozcas. En un circulo vicioso que no se satisface nunca, las oportunidades surgen como hongos después de la lluvia y allí saltan todos a la espera de hacer más y más dinero. Todo tiene que ser rápido! La demanda abruma y los proyectos no se esperan ni para la semana que viene, ni para mañana, sino para ayer. Desde que se arranca, se arranca tarde, porque el ritmo de crecimiento chino no da respiro.

 Y es así que el futuro de Cendes es simplemente seguir creciendo. Con un promedio de más de 100 proyectos anuales en curso, el estudio planea seguir incorporando personal en todas las areas: arquitectura, ingeniería, paisaje, interiorismo, diseño gráfico y 3D y sumando toda la estructura administrativa de soporte que esto requiere. Pero la ambición más grande ya está en marcha. Cendes está en camino a ser, quizás en el término de los dos próximos años, el primer estudio de arquitectura de China que cotizará en la Bolsa de Shanghai. Así que a menos que China no levante el pie del acelerador, Cendes tampoco lo hará.

Cendes es tan sólo uno, dentro de decenas de miles de ejemplos parecidos en todos los rubros y profesiones, donde jóvenes profesionales de entre 25 y 45 años han formado las empresas que hoy conducen la economía China gracias a la demanda y la  mano de obra abundante y barata. En el camino, se han hecho millonarios; en una sociedad en la que, al igual que los patrones enfermos y auto-destructivos seguidos en todo el mundo, se vuelve cada vez más desigual y la brecha entre ricos y pobres no hace más que volverse un abismo. Pero no hay tiempo para discutir de política, en un país controlado por un gobierno totalitario, tanto Andrew, como los nuevos ricos, no sólo no tienen interés, ni ven beneficio alguno en algo como la democracia. Todos parecen coincidir en que sólo traería más problemas, más burocracia, aún más corrupción y que en última instancia están convencidos de que China no se puede gobernar de otra manera.

El futuro, sólo puede especularse, el costo del crecimiento casi de fantasía que se vive no puede venir gratis. Sólo el tiempo dirá en qué derivará esto el día que por decantación natural la gente y la naturaleza digan que la fiesta se terminó. Ese día, sepan algo....pagaremos todos.

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